El indomable Adolf Mach
| Vendula KosíkováOtros se habrían derrumbado bajo el peso del destino, pero ese no es el caso de Adolf Mach, de 63 años, natural de Louny, a quien la vida le deparó muchas pruebas difíciles. Incluso tras haber perdido a su hijo primogénito y a su mujer, sufrir la quiebra de su negocio y pasar por un accidente laboral a consecuencia del cual tuvieron que amputarle la pierna por debajo de la rodilla, no se queja, al revés: disfruta de la vida.
Cambió la bici por el patinete a causa del accidente
“Estaba en el momento equivocado en el lugar equivocado”, comenta lacónicamente Adolf Mach, antiguo aficionado al ciclismo, sobre la pérdida de su pierna izquierda. Hoy, seis meses después del accidente, vuelve a hacer kilómetros sólo que en vez de en bicicleta, sube y baja las colinas en patinete. “Mirando por la ventana, sentado en mi silla de ruedas, vi a los niños que montaban en patinete y de repente me vino la idea de poder regresar a lo que me gusta: las excursiones a la naturaleza y el ejercicio al aire libre” recuerda Adolf Mach. „Empecé a buscar en internet para ver si encontraba un patinete adecuado para mí, pero como no sabía mucho del tema, fui a mi tienda preferida llamada Cyklopoint en la ciudad de Most para que me aconsejaran.”
Tres horas seguidas
Los chicos de la tienda le prestaron el Trexxe y le dejaron dar vueltas en él por delante de la tienda durante tres horas. Ese mismo día se llevó el patinete a casa en tren. “Su plataforma reposapiés un poco más larga es perfecta para mí; la prótesis, que no puedo mover al cambiar de pierna, me cabe cómodamente. Mi pierna sana está atrás y la muevo según necesite. Estoy muy agradecido por el descuento que me dieron los chicos, porque gracias a él pude permitirme la compra.”
Cómo conducir un patinete con una prótesis
Adolf Mach no escatima esfuerzos: en tan solo tres meses ha recorrido más de 3 500 km en su nueva máquina. Suele viajar a una velocidad de 15-19 km/hora y en las bajadas, no es raro que la manecilla del tacómetro llegue a medir hasta 80 km/hora. El recorrido más largo que ha hecho en un día ha sido desde Louny hasta Říp y vuelta, en total una distancia de 105 km.
“Sé que debería alternar las piernas regularmente cada seis empujes, pero yo las cambio más bien según el terreno. En la pierna de la prótesis no tengo tanta fuerza, la llamo «la rápida» y la utilizo sobre todo en las bajadas. Cuando necesito empujar con fuerza, lo hago con la pierna sana.”
Al ritmo de Metallica y Hip Hop
Para subir las colinas, a Adolf le ayuda la música metal. Su altavoz, que reproduce Metallica, Korni, Deep Purple, y Hip Hop, va en el portabotellas. Entre sus destinos preferidos está Bílina, Duchcov, la colina Ranná, Komáří vížka o el embalse Fláje.
“Tres veces por semana hago excursiones largas, de 60 a 80 km y, como a veces regreso a casa después del atardecer, tengo una luz en la parte inferior de la plataforma reposapiés para ver si pongo la prótesis exactamente donde debo, pues no tengo ninguna sensibilidad en ella y no tengo idea dónde piso”, explica el indomable Adolf Mach sobre cómo conduce el patinete con su prótesis.
También ha modificado los frenos, sustituyendo los originales por los frenos-V Shimano Deore LX, que utilizaba en su bicicleta y que tienen pastillas más duras. Incluso ha comprado un juego de ruedas alternativo que utiliza de vez en cuando para montar sobre terreno irregular.
“Sin embargo, hay veces que ni salgo. Eso pasa cuando el muñón magullado por la prótesis duele tanto que no lo soporto ni siquiera con los dientes apretados.”
Inspiración en Instagram
Puedes seguir los viajes de Adolf en Instagram. Le gusta hacer fotos, sobre todo del patinete, dice que es un modelo bonito y obediente que le devolvió las ganas de vivir. Lo único es que a veces se siente un poco solo en sus viajes. Así que cuando salgas con tu patinete, sigue también a Adolf en Instagram. Le gustará tener un compañero de viaje.
PS:
“Espero que mi historia sirva de inspiración a otras personas que se enfrentan a situaciones aparentemente desesperadas en sus vidas, aunque tengo que admitir que sobre todo en las mañanas, cuando me levanto y miro mi pierna amputada, yo también me siento mal”, concluye así su historia Adolf Mach.
Yo creo que todos nos sentimos impotentes a veces y que la historia de Adolf nos puede ayudar a no rendirnos y seguir adelante. ¿Qué opinas?