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Técnicas para conducir un patinete

Seguro nos has escuchado decir que montar en patinete en general es un movimiento saludable que implica a todo el cuerpo – desde los pies, las extremidades inferiores, el torso, los brazos y hasta los hombros y la cabeza. Pero ¿cómo hacerlo correctamente? Hemos preguntado al especialista más adecuado – al campeón mundial de patinete Michal Kulka.

Un pequeño experimento para empezar

„Empecemos con un pequeño experimento: Ponte de pie, recto, imagina que estás en un patinete y coge el manillar imaginario que está delante de ti, más o menos a la altura del ombligo. A continuación, en el mismo sitio, prueba un rato a empujar con una pierna extendida como harías en el patinete. ¿Qué músculos activas? 

Si empujas con la pierna extendida, ¿qué músculos estás ejercitando?
Si empujas con la pierna extendida, ¿qué músculos estás ejercitando?

Y ahora, inténtalo de nuevo, pero levanta la rodilla flexionada hacia arriba. Incluye el pie en el movimiento, apuntando el pie hacia arriba, hacia a la tibia. ¿Qué músculos participan ahora en el movimiento?

¿Levantando la rodilla flexionada hacia arriba, qué músculos participan?
¿Levantando la rodilla flexionada hacia arriba, qué músculos participan?

¿Los músculos abdominales o de la zona lumbar? 

Seguro que has sentido que empujando con la pierna extendida trabajan sobre todo los músculos de la zona lumbar. Además, si luego estiras la pierna muy atrás, doblas la espalda y te puede provocar problemas en la columna vertebral.

Por el contrario, si levantas la rodilla hacia ti activas el sistema interno de estabilización y los músculos abdominales. Además, al acercar el manillar hacia la rodilla levantada, los músculos abdominales trabajan aún más y también incorporas a la pierna de apoyo, que automáticamente se pone de puntillas.

Esto marca una gran diferencia, ¿verdad? “Por eso, hay que prestar atención a cada detalle, incluso el más mínimo cambio en la forma de dirigir el movimiento tiene un gran impacto en los grupos musculares que intervienen“  dice Michal Kulka y sigue explicando:  

„Por ejemplo, al implicar también a la punta del pie en el movimiento, se activa la pantorrilla y así la fuerza del empuje se distribuye entre ella y el muslo, lo que protege a las articulaciones de la rodilla, y el arco del pie.

El movimiento debería ser fluido y mínimo. Un movimiento suave es señal de que lo estás haciendo bien.“ 

Pero empecemos por el principio.

La postura

Ajustar el manillar a la altura de tus caderas, ombligo o tus bastones de esquí te ayudará a mantenerte erguido.

Para circular por la ciudad, hacer ejercicio o viajar es ideal mantener una postura erguida, y además es la más cómoda. Sencillo – casi como andar...

La técnica de conducción es igual tanto si vas haciendo zig zag por la ciudad, recorriendo kilómetros en el carril bici o corriendo a toda velocidad en un circuito.  Lo que es diferente es la amplitud de movimiento.

El rango de movimiento es también la base del diseño del patinete- mientras que los patinetes urbanos son cortos, los patinetes de carreras ofrecen más espacio para el conductor, por lo que están diseñados para el máximo movimiento.

Ponte en el centro de la plataforma reposapiés, o un poco más cerca de la rueda trasera si eres más alto. Mantén los pies paralelos a la plataforma y el manillar suelto, sin tensiones innecesarias.

El peso que está en la pierna de apoyo se desplaza sobre la rueda trasera en el empuje. Como si estuvieras esperando un pase de pelota. Puede que aún recuerdes esto del colegio.

El peso que descansa sobre la pierna de apoyo se desplaza sobre la rueda trasera en el empuje.

El trabajo de la pierna de apoyo

Trasladando el peso a la pierna de apoyo, liberas la pierna de empuje, que doblas por la rodilla y elevas hasta la altura del manillar (en la ciudad un poco menos). No te preocupes por cómo se te ve conduciendo, lo importante es que al hacerlo actives tu sistema interno de estabilización y los músculos abdominales. En lugar de eso, inspira a los demás con tu estilo de conducción activo.

Dobla la pierna de empuje por la rodilla y álzala a la altura del manillar.

Al mismo tiempo que levantas la pierna de empuje, tira de la punta del pie hacia la rodilla, para activar la pantorrilla y los músculos que controlan el movimiento de la pierna (la pierna es la parte de la pantorrilla que va desde el tobillo hacia abajo), además de los músculos del muslo.

Empujando, tira de la punta del pie hacia la rodilla.

Hay que guiar el movimiento de la pierna de modo que el pie toque el suelo con la parte delantera por debajo del centro de gravedad del cuerpo, más o menos a la altura del talón de la pierna de apoyo, o ligeramente por detrás. 

Hay que guiar el movimiento de la pierna de modo que el pie toque el suelo con la parte delantera, más o menos a la altura del talón de la pierna de apoyo.

El talón, el tronco y la cabeza deberían mantenerse en el mismo eje. Evita echar la pierna demasiado atrás y la flexión de la cadera que afectan negativamente a la articulación sacroilíaca y los discos intervertebrales. 

Mantén la cabeza relajada mirando hacia delante, no la inclines hacia atrás ni mires hacia abajo, porque podrías no ver un obstáculo al que te estés acercando.

Empujando, el talón, el tronco y la cabeza deberían mantenerse en el mismo eje.

Observa el movimiento de la pierna de empuje a cámara lenta

Qué hace la pierna de apoyo 

En el momento en que la pierna de empuje toque el suelo, dobla la pierna de apoyo por la cadera y traslada tu peso a la rueda trasera, como si te quisieras sentar. Eso asegura que la rodilla doblada no sobrepasa la punta del pie, lo que podría sobrecargar la articulación de la rodilla.

En el momento en que la pierna de empuje toque el suelo, dobla la pierna de apoyo por la cadera y traslada tu peso a la rueda trasera.

Al alzar la pierna de empuje, la pierna de apoyo se endereza y durante la preparación y la carrera pasa a ponerse de puntillas. No debes dirigir la rodilla hacia los lados ni tampoco bloquearla.

Al azar la pierna de empuje, la pierna de apoyo se endereza y durante la preparación y la carrera pasa a ponerse de puntillas.

El trabajo de los brazos 

En el caso de trasladar el peso del cuerpo hacia el manillar, bloqueas la parte superior del torso en una misma posición, como en una bicicleta, y ejerces una tensión innecesaria sobre la espalda, el cuello y la nuca. Los músculos que permanecen en tensión durante mucho tiempo pierden la capacidad de relajarse. Los músculos de la zona lumbar también sufren porque esta manera de moverse no permite que se active el sistema interno de la estabilización.

Al empujar, aparta activamente el manillar y al alzar la rodilla acércalo hacia ti. Los brazos se mantienen estirados y ligeramente flexionados en los codos durante todo el tiempo que dure el movimiento. No hagas flexiones ni empujes bruscamente la pelvis hacia el manillar – ya que esto supone una tensión innecesaria para la espalda.

Los brazos se mantienen estirados y ligeramente flexionados en los codos durante todo el tiempo que dure el movimiento.

Alternar las piernas 

En una superficie plana es suficiente cambiar la pierna cada seis empujes, en una subida se debe hacer con más frecuencia – cada 3 o 4 empujes sería lo ideal. El cambio se realiza trasladando el peso de la pierna de apoyo hacia el talón y girando la punta del pie hacia un lado (derecha hacia la derecha, izquierda hacia la izquierda). Coloca la punta del pie de la pierna libre en el espacio liberado, traslada el peso hacia ella y libera la pierna de apoyo que debe hacer una transición suave hacia el empuje.

Cuesta arriba 

Lo que facilita de forma considerable la conducción cuesta arriba es trasladar el peso lo más atrás posible – por encima de la rueda trasera, inclinándose ligeramente, mirando hacia el horizonte, realizando empujes cortos y rápidos y alternando de manera frecuente las piernas. La conducción será suave y notablemente menos cansada.

Al conducir cuesta arriba haz empujes cortos y alterna las piernas con frecuencia.

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